Los tortos son un plato de la cocina tradicional asturiana, de la que yo soy una gran amante por la similitud que tiene con la gallega.
En el pasado su consumo estaba casi exclusivamente relegado al ámbito hogareño, sobre todo en las aldeas, pero en los últimos tiempos están presentes en una gran parte de los restaurantes y sidrerías.
Clásicamente se solían acompañar de picadillo, huevos fritos, queso cabrales, morcilla… pero hoy en día cualquier ingrediente queda bien como acompañamiento de un torto.
La harina debería proceder de maíz asturiano y mayormente se fríen en aceite de oliva, aunque también se pueden hacer a la plancha.
Yo hoy los acompañé del preparado tradicional: picadillo de chorizo (para los gallegos zorza) y huevo frito.
La receta varía de unos cocineros a otros, hay quien les pone solamente harina de maíz, otros le añaden de trigo, algunos utilizan levadura en su preparación, otros no… pero generalmente todos están de acuerdo en que al freírlos deben de suflar.
Yo les puse harina de maíz ecológica y una poca de harina de trigo para que ligue mejor la masa y no resulte tan quebradiza por la ausencia de gluten.
Ingredientes:
3 partes de harina de maíz (no precocida ni Maizena)
1 parte de harina de trigo
Agua templada
Sal
Aceite de oliva para freírlos
Ponemos en un bol la cantidad de harina adaptada al número de tortos que queramos hacer, respetando las proporciones de tres partes de maíz por una de trigo. Vamos añadiendo poco a poco el agua templada, ligeramente salada y amasamos hasta que nos quede una masa semejante a la plastilina que no se pegue a las manos.
La harina de maíz que yo usé es fina pero si fuese más basta le deberíamos poner el agua bien caliente en lugar de templada.
Dejamos reposar tapada con un paño húmedo más o menos una hora.
Empezamos a formar los tortos haciendo bolitas, más o menos del tamaño de una nuez, si queremos que nos queden pequeños, o un poco mayores si los preferimos más grandes.
Colocamos la bolita sobre un paño de algodón.
Doblamos el paño de manera que nos cubra la bola de masa y apretando con las manos vamos formando una especie de disco.
Si preferimos podemos aplastarlo entre dos papeles film.
Debe quedar bastante fino, aunque cuanto más fino y grande sea, su manipulación resulta más dificultosa.
Freímos los tortos en aceite de oliva bastante caliente, cuando esté dorado por un lado le damos la vuelta para que se dore por el otro.
Una característica de los tortos es que suflan, es decir hinchan irregularmente por algunas partes.
Los retiramos a un plato con papel absorbente para que no resulten aceitosos y los servimos cubiertos con la guarnición o acompañándola.
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