Últimamente están en auge las leches vegetales, sustituyendo
en muchas ocasiones a la leche de vaca, bien por intolerancia a algunos de sus
componentes, o bien por decantarse por alimentos vegetales en detrimento de los
animales.
Cada día aumenta más el consumo de estas leches que
principalmente son la de soja (aunque a ésta le empiezan a salir múltiples
detractores), la de arroz, la de avena y la de almendra.
La leche de coco tiene diversas aplicaciones en la
cocina asiática y caribeña, a pesar de que, tanto el coco como su leche, gozan
de una mala reputación a causa de la cantidad de grasas saturadas que contienen.
En su favor hay que decir que estas grasas saturadas
son naturales, no creadas artificialmente como las conocidas como grasas trans,
que son grasas naturales a las que se adicionan átomos de hidrógeno para espesarlas
y que son consideradas peligrosas para la salud.
También tiene grandes cualidades como determinados
ácidos antibacterianos que son difíciles de encontrar en otros alimentos, además
un alto contenido en sales minerales como calcio, fósforo y magnesio.
Ingredientes:
1 coco de 500 grs. aproximadamente
½ litro de agua caliente,
sin que llegue a hervir.
Aunque podemos comprarla ya hecha, hoy vamos a hacer una leche de coco casera y natural.
Primeramente perforamos dos de los huequitos que tiene el coco para sacarle el agua;
Primeramente perforamos dos de los huequitos que tiene el coco para sacarle el agua;
lo dejamos escurriendo
sobre un vaso hasta que la suelte toda.
Para pelarlo más fácilmente
lo ponemos unos quince o veinte minutos en el horno, lo dejamos enfriar un poco
y procedemos a sacarle la cáscara, luego con un pelador o un cuchillo retiramos
la piel oscura que lo recubre.
Lo cortamos en trozos, le
añadimos el agua caliente y lo trituramos hasta que quede lo más fino posible.
Yo pongo medio litro de
agua pero es orientativo, depende de lo concentrada que queramos hacer la leche,
de modo que aumentaremos o disminuiremos esa cantidad adaptándola a nuestro
gusto.
Lo colamos con un colador
grande, apretando bien la pulpa para recoger la mayor cantidad de líquido.
Le añadimos el agua de
coco que habíamos recogido al principio y lo volvemos a colar por un colador
muy fino, yo utilizo un colador normal al que le pongo por encima una gasa
esterilizada de las que venden en la farmacia.
Ya tenemos la leche de
coco lista.
Los restos de coco, que nos sobraron al colarlo, podemos reutilizarlos en diversos postres como si fuese coco rallado, que aunque no tienen tanta potencia aún conservan mucho sabor.
También podemos secarlos
en el horno a baja temperatura y, si no los vamos a usar inmediatamente, guardarlos
en una bolsa en el congelador para rebozados
o para decorar algún pastel o tarta.
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