Ingredientes:
Pimientos rojos de carne gruesa
Un trozo de lomo de bacalao desalado
Ajo
Sal
Vinagre
Aceite de oliva virgen
Guindilla molida (opcional)
Aceitunas negras
No pongo cantidades ya que depende de la necesidad del momento, y la proporción de uno u otro ingrediente será la que marca nuestro gusto. El ajo lo podemos poner crudo, asado al mismo tiempo que los pimientos o incluso suprimirlo.
En lugar de lomo de bacalao podemos poner migas, pero queda mejor con el lomo deshecho en lascas.
Colocamos los pimientos poniéndolos, después de lavados, en una bandeja de horno y rociados con aceite. Horneamos a 200º hasta que estén blandos, unos 50 minutos, más o menos, dándoles la vuelta a la mitad de la cocción.
Los sacamos y tapamos con un paño hasta que estén tibios. Los pelamos y ponemos en tiras guardando el líquido que sueltan.
Salamos.
Al líquido que soltaron le agregamos una cucharadita de vinagre, un chorrito de aceite de oliva y la guindilla cortada en tres o cuatro trozos; lo echamos sobre los pimientos.
Así los podemos guardar en la nevera durante varios días para consumir solos o como guarnición de cualquier plato.
El bacalao lo podemos poner directamente salido del remojo o cocinarlo ligeramente poniéndolo en una olla con agua que lo cubra y llevándolo al fuego hasta que alcance una temperatura de 60º o 70º. Apagamos el fuego y lo dejamos en el agua 5 minutos. A mí me agrada más sin cocinarlo en absoluto. Lo escurrimos, le retiramos la piel y lo deshacemos en lascas procurando que no quede ninguna espina.
Disponemos los pimientos en una fuente, encima picamos muy finamente el ajo. Añadimos el bacalao y rociamos todo con aceite de oliva. Adornamos con aceitunas negras.
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