Los pestiños son un postre típicamente español, concretamente de Andalucía, aunque en menor medida la receta está extendida por toda la geografía española.
Su origen proviene de la cultura musulmana que estuvo varios siglos asentada en la región andaluza.
La receta es muy fácil y aunque se degustan todo el año las épocas más tradicionales son Navidad y Semana Santa.
Ingredientes:
300 grs. de harina
100 ml. de aceite de oliva suave
100 ml. de vino blanco
1 cucharada de matalahúva (anís en grano)
1 cucharada de ajonjolí (opcional), yo no le pongo
Piel de limón
1 pizca de sal
Aceite para freír, oliva suave o girasol
Azúcar y canela para rebozarlos
Miel si los queremos con almíbar de miel
En una sartén ponemos el aceite el fuego con la piel de limón hasta que la piel empiece a dorarse. En ese momento añadimos la cucharada de matalahúva (y el ajonjolí si optamos por ponerlo) y apagamos el juego. Dejamos enfriar a temperatura ambiente.
Cuando esté frío retiramos la piel de limón y lo echamos en un bol junto al vino blanco, la harina y la sal. Si no queremos que los anises se encuentren en los pestiños podemos colar el aceite.
Mezclamos bien y lo sacamos del bol y amasamos con las manos hasta que se forme una masa homogénea. Es una masa que no se pega para nada a las manos.
Dejamos reposar media hora.
Cuando haya pasado ese tiempo tomamos una porción de masa y la estiramos bien fina, la cortamos en cuadrados del tamaño deseado, lo que nos sobra lo utilizamos de nuevo uniéndolo al resto de la masa y volviéndolo a estirar.
Para formar los pestiños tendremos cerca un recipiente con un poco de agua para que se peguen bien las puntas y no se abran al freírlos.
Llevamos hacia el centro una punta del cuadrado y la humedecemos ligeramente con los dedos mojados en el recipiente de agua.
Tomamos la punta opuesta a la que hemos humedecido y la llevamos encima de ella presionando ligeramente para que queden unidas.
Calentamos abundante aceite en una sartén y lo mantenemos a un fuego medio bajo, freímos los pestiños hasta que estén dorados.
Ahora si los queremos bañados en jarabe de miel calentamos seis cucharadas de miel con tres de agua, los mojamos con este almíbar y dejamos escurrir sobre una rejilla.
Si no los queremos con la miel mezclamos azúcar con canela molida y los rebozamos antes de que se enfríen.
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