Falta poco más de un mes para las Navidades y ya casi tenemos que empezar con los preparativos, por lo menos hay algunas preparaciones que podemos hacer con antelación, ya que a última hora son muchas las cosas que nos mantendrán ocupados y si podemos ir adelantando algo siempre será bienvenido.
Los roscos de vino son unos dulces típicos de la Navidad, que generalmente no faltan en ninguna casa por esas fechas y, además de que su elaboración es muy sencilla, los podemos preparar varios días antes pues se conservan en buenas condiciones bastante tiempo.
Ingredientes:
300 grs. de harina
100 grs de azúcar glas o normal
100 grs. de manteca de cerdo
2 cucharadas de anís (licor)
150 ml. de Moscatel u otro vino dulce
2 cucharadas de ajonjolí (sésamo)
Azúcar glas para envolverlos
Con estas cantidades salen unas dos docenas, dependiendo del tamaño y el grosor elegido por nosotros.
Empezamos tostando la harina, podemos hacerlo al horno o en una sartén, yo prefiero hacerlo en una sartén porque la controlo mejor. Ponemos la harina en una sartén amplia, la llevamos al fuego y removemos constantemente para que no se queme hasta que esté ligeramente dorada. La dejamos enfriar y la tamizamos.
En otra sartén tostamos el ajonjolí, removiendo también durante uno o dos minutos ya que enseguida está a punto.
La manteca de cerdo la tendremos a temperatura ambiente.
En un bol ponemos el azúcar con el vino y el anís, añadimos la manteca de cerdo, la harina tostada y tamizada y el ajonjolí, mezclamos hasta formar una masa, la sacamos del bol, con las manos amasamos un momento, hacemos una bola, la dejamos reposar diez minutos y ya no se debe pegar a las manos.
Encendemos el horno a 170º para que se vaya calentando.
Con un rodillo y, sobre un papel de horno o directamente sobre la encimera, estiramos la masa con un grosor de más o menos un centímetro o centímetro y medio.
Ayudándonos de un cortapastas redondo del tamaño deseado cortamos círculos; con un descorazonador de manzanas (en mi caso) o con otra cosa que tengamos a mano, les hacemos otro círculo más pequeño en el centro.
Los recortes los unimos, volvemos a estirar y seguimos haciendo roscos hasta que acabemos la masa.
Los colocamos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal y los horneamos, durante unos quince minutos, más o menos dependiendo de cada horno, hasta que estén ligeramente dorados.
Cuando se enfríen un poco, pero no de todo, los pasamos por azúcar glas.
Ya están listos para su degustación o para guardarlos para otro momento.
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