Por la fiesta de Todos los Santos es costumbre en Sarria, además de llevar flores y visitar los cementerios, comprar los santitos que ofertan las pastelerías.
Se desconoce de donde viene esta tradición, solamente habitual en la villa sarriana, pero sí sabemos que esos dulces en forma de muñecos se degustan aquí desde hace varias generaciones. Los mayores recordamos que antiguamente los repartían los niños, llevaban las cajas colgadas al cuello con unas cuerdas e iban anunciando por donde pasaban: ¡Santitos del díííía...!
Empezaban a ofertarlos al atardecer del día anterior al 1 de noviembre y continuaban todo el día siguiente.
Hoy en día se comercializan en las pastelerías, a las que los sarrianos acuden en su busca para su consumo o para enviárselos a amigos que residen fuera de la villa.
Yo hace mucho que no los compro, porque no se presentó la ocasión, pero sí quiero rendirle un homenaje a esa tradición que no se debe perder y que tanto me agradaba cuando era pequeña.
Según los entendidos dicen que hay más de una receta, acomodada al gusto del pastelero, pero que parece estar basada en la de los melindres que también eran muy tradicionales de la villa sarriana.
Yo hoy aporto los santitos que hice de manera totalmente artesanal, incluso hice el molde, ya que los cortapastas que vi a la venta no me parecían totalmente apropiados para los santitos que recuerdo de mi niñez.
Ingredientes:
100 grs. de mantequilla a temperatura ambiente
2 yemas y 1 clara de huevo
Esencia de anís al gusto (opcional)
100 grs de azúcar
280 grs. de harina (aproximadamente)
Una pizca de sal
Mezclamos bien la mantequilla con las yemas, la clara y el azúcar. Añadimos la harina y la sal. La harina la iremos poniendo a medida que la masa la necesite, en algún caso podremos tener que poner alguna más, dependiendo del tamaño de los huevos. Amasamos hasta que se forme una masa homogénea y ligeramente pegajosa, luego al reposar en la nevera ya se vuelve más manejable y deja de pegarse.
Dejamos reposar media hora en la nevera, tomamos porciones, enharinamos la encimera, las estiramos con el rodillo y formamos los muñecos.
Yo utilicé un molde que hice con un cartón, y los recorté todo alrededor con un cuchillo bien afilado. Lo ideal sería tener un cortapastas con esta forma, el corte sería más facil y preciso. Nos podría servir alguno de los utilizados para los muñecos de jengibre.
Los ponemos en una bandeja de horno sobre papel vegetal.
Los cocinamos en el horno precalentado a 180º hasta que empiecen a estar dorados, aunque al retirarlos parezca que están blandos al enfriar ya se quedan crujientes.
Aquí muestro la etiqueta de una tradicional panadería sarriana que los elabora actualmente.
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