Ingredientes:
2 berenjenas pequeñas (400 grs.)
7 cucharadas de aceite de oliva
4 dientes de ajo
1 hoja de laurel
1 cucharadita de pimentón dulce
1 guindilla (opcional)
Pimienta en grano
Orégano
3 clavos
½ vaso de vinagre
1 vaso de agua
Sal
Si no nos gustan tan ácidas podemos reducir la cantidad de vinagre.
Lavamos las berenjenas y las cortamos en dados grandes. Las ponemos en agua con sal.
Ponemos un plato encima para que estén bien cubiertas con el agua ya que si no lo ponemos flotan y una parte queda descubierta. Así las mantenemos media hora más o menos.
En una sartén honda ponemos el aceite, la guindilla, los ajos chafados sin pelar y la hoja de laurel.
Freímos a fuego suave un par de minutos, ponemos el pimentón y rápidamente para que no se queme añadimos el vinagre y el agua.
Cuando empiece a hervir incorporamos las berenjenas escurridas, el orégano, la pimienta en grano y los clavos.
Removemos y tapamos. Mantenemos a fuego suave entre diez y quince minutos, según el punto de cocción que deseemos darles. Ajustamos la sal.
Retiramos del fuego y las ponemos en un tarro de cristal, lo guardamos durante unas horas o hasta el día siguiente para que se mezclen bien los sabores.
En la nevera se conservan quince días. Si queremos guardarlas por más tiempo cocemos los botes en la olla a presión durante quince minutos. En este caso las cocinamos solamente un par de minutos pues se acaban de cocinar dentro del tarro.
Podemos consumirlas como aperitivo o como guarnición.
En la siguiente foto las vemos acompañando una carne de cordero y salchichas frescas.
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