Ingredientes:
60 grs. de cecina
2 cucharadas de aceite de oliva
40 grs. de la parte blanca de un puerro
45 grs. de harina
50 grs. de mantequilla
½ litro de leche
Sal
Nuez moscada
Pan rallado
2 huevos
Cortamos el puerro y la cecina en trocitos pequeños.
En una sartén ponemos las dos cucharadas de aceite con el puerro y lo cocinamos a fuego lento hasta que empiece a ablandarse.
Añadimos la mantequilla y la cecina.
Le damos unas vueltas durante un par de minutos.
Ponemos la harina y freímos dos o tres minutos hasta que la harina esté pasada para que no sepa a crudo pero que no llegue a tostarse.
Añadimos la leche fría y removemos enérgicamente con un batidor, para evitar que se formen grumos, hasta que hierva y se espese. Salamos y añadimos la nuez moscada. Continuamos removiendo durante ocho o diez minutos y retiramos a un recipiente, que cubriremos con un papel film para que no forme costra
Cuando esté frío guardamos en la nevera varias horas, mejor hasta el día siguiente.
Con dos cucharillas vamos formando porciones que pasaremos por huevo bien batido y por pan rallado.
Las freímos en abundante aceite caliente y pocas en cada tanda.
A continuación las llevamos a la mesa.
Si las queremos congelar espolvoreamos una fuente con pan rallado, las colocamos en ella separadas unas de otras, las tapamos con film de cocina y las llevamos al congelador.
Al día siguiente ya las podemos retirar de la fuente y meterlas en bolsas pues ya no se van a pegar ni perder la forma.
Para freírlas las retiramos un rato antes del congelador porque si no puede ocurrir que, al freírlas en aceite bien caliente, se doren por fuera y queden frías por dentro.
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